Los bioestimulantes del sistema radicular están especialmente formulados para actuar eficazmente en los procesos de enraizamiento y desarrollo de las plantas, pero que también ayudan en todas las fases de desarrollo.
Entre las ventajas del uso de bioestimulantes enzaidadores (es decir, con efecto enraizante) destaca que mejora la estructura y la flora microbiana del suelo, y es un eficaz liberador de los elementos que se encuentran bloqueados.
La nueva estrategia “De la graja a la mesa” presentada por la Comisión Europea pretende reducir para 2030 el uso de fertilizantes como mínimo en un 20%. Ante este panorama la búsqueda de nuevas alternativas para cubrir las necesidades de nuestros cultivos es mas necesaria que nunca, y es aquí donde los bioestimulantes se pueden erigir como nuestros principales aliados.
El Dr. Patrick du Jardin (uno de los mayores expertos mundiales en bioestimulación agronómica) define así los bioestimulantes: “un bioestimulante vegetal es cualquier sustancia o microorganismo aplicado a las plantas con el objetivo de mejorar la eficiencia nutricional, la tolerancia al estrés abiótico y/o los rasgos de calidad del cultivo, independientemente de su contenido de nutrientes. Por extensión, los bioestimulantes de plantas también designan productos comerciales que contienen mezclas de tales sustancias y/o microorganismos”
A día de hoy se siguen estudiando sus efectos, pero está claro que, junto al amparo de numerosos estudios científicos, las sustancias y materias activas tienen numerosas aplicaciones y efectos beneficiosos para las plantas. Hay que tener claro que la función de los bioestimulantes no es sustituir a los fertilizantes, sino complementar con estos para optimizar el aporte nutricional por parte de la planta.
¿Qué contienen los enraizadores?
Cuando hablamos de mejora del enraizamiento mediante bioestimulación, es de obligatorio conocimiento los aspectos esenciales de las raíces de nuestros cultivos. Son la parte invisible de la planta, pero no por ello la menos importante. Se trata de un elemento clave en la absorción de nutrientes por lo que incide directamente en el rendimiento y a veces no se le presta la atención que merece en ámbitos de manejo y cuidados.
Además de tener la función de anclaje de la planta al suelo, las raíces actúan como cerebro de la planta enviando todo tipo de señales que, según el manejo, nutrición y cuidados, potenciarán el desarrollo de la parte vegetativa y los frutos o, todo lo contrario, si no se cuidan. Este desarrollo está condicionado fundamentalmente por factores abióticos (temperatura, humedad, aireación), bióticos (enfermedades) y microorganismos que pueden mejorar la estructura del suelo y la sinergia suelo - raíz.
Esta importancia es más relevante aún, cuando hablamos de cultivos de alto valor de mercado como los cultivos hortícolas en invernadero, que, aunque disponen de condiciones controladas, puede haber problemas de enfermedades, insuficiente enraizamiento y, por lo tanto, poca productividad.
También el tipo de suelo influye en el desarrollo radicular, por ejemplo, la mayoría de hortícolas no se adaptan bien a suelos muy arcillosos o pesados cuyo drenaje y aireación es deficiente, ocasionando una restricción en el desarrollo radicular y mayor incidencia de enfermedades. La mayoría de estos cultivos prefieren suelos arenosos donde sus raíces pueden profundizar.
¿Qué tipos de enraizadores existen?
Últimamente nos llega mucha información sobre la bioestimulación y sus efectos beneficiosos para las plantas, pero ¿sabemos en realidad qué son y cómo actúan en nuestros cultivos? A continuación, aprenderemos un poco más sobre ellos y describiremos cuáles son específicos para estimular el sistema radicular.
1. Sustancias Húmicas
Las sustancias húmicas (SH), se definen como materiales orgánicos resultantes de reacciones concertadas de varios procesos bióticos y abióticos procedentes de la descomposición de residuos vegetales, animales y microbios, pero también de la actividad metabólica de los microorganismos del suelo. Estas sustancias constituyen más del 80% de la materia orgánica del suelo y están compuestas por macromoléculas de un polielectrolito que le dan una conformación variable en función de las condiciones del suelo (pH, fuerza iónica).
Existen tres fracciones dentro de las sustancias húmicas que se clasifican de acuerdo a su solubilidad en función del pH: humina (H), ácido húmico (AH) y ácido fúlvico (AF), siendo estos últimos, los más solubles a cualquier pH.
Además del mejoramiento de las características químicas, fisicoquímicas y biológicas del suelo, las sustancias húmicas tienen efectos estimulantes sobre el crecimiento y desarrollo de plantas, encontrándose un incremento en la longitud del tallo, raíz, hojas junto con tamaño y calidad de frutos. Entre estos procesos se encuentra la estimulación de la actividad de enzimas clave en el metabolismo del C y N. Esta estimulación en las raíces se relaciona con la promoción en el transporte secundario de iones y absorción de nutrientes.
2. Hidrolizados de proteínas (aminoácidos)
Los hidrolizados de proteínas se definen como una mezcla de polipéptidos, oligopéptidos y aminoácidos fabricados a partir de fuente de proteínas de origen animal o vegetal. Actualmente, más del 90% de los hidrolizados de proteína que se venden como bioestimulantes se obtienen a partir de hidrólisis química de proteínas de origen animal.
Los procesos de hidrólisis (química o enzimática) y la fuente de proteína (animal o vegetal) son muy importantes para obtener un producto de buena calidad.
Los de origen animal tienen un alto contenido de glicina y prolina que juega un papel fundamental en estabilización de proteínas, membranas celulares y ajuste osmótico de las plantas en respuesta a estrés hídrico. Los derivados de plantas tienen una mayor concentración de ácido aspártico y glutámico, los cuales tienen un rol importante en el metabolismo de nitrógeno en planta. Ambos incrementan la calidad de las frutas y hortalizas como resultado de aumentar la fotosíntesis, biosíntesis de proteínas y activación de metabolismo secundario de las células.
Estos efectos se atribuyen a un efecto positivo en el crecimiento del sistema radicular, mayor relación raíz/brote, mejor estado nutricional y acumulación de osmolitos, por lo que bioestimulantes fabricados con estos compuestos pueden ser una buena solución como aportes nutricionales y prevención de estrés.
3. Hongos (Trichoderma)
Trichoderma spp. es un género de hongos saprófitos que pertenece a los tipos de hongos que promueven el desarrollo de las plantas y que actualmente consiste en unas 200 especies. Algunas razas de Trichoderma pueden entrar en las capas externas del aparato radicular creando una barrera de largo plazo en la rizosfera contra el ataque de patógenos. Actualmente dos tercios de los biopesticidas registrados contiene una o más especies de Trichoderma (las más utilizadas en biocontrol son T).
Algunas de estas razas tienen una acción bioestimulante que las transforman en herramientas adecuadas para ser usadas en agricultura, ayudando tanto a la solubilidad de macro y micronutrientes como la extracción de nutrientes por el sistema radicular y a la translocación a los brotes. Además, varias razas son capaces de producir ácido indolacético y compuestos de tipo auxinas que promueven la elongación de raíces, desarrollo y formación de pelos radiculares.
Además, algunos estudios realizados mostraron que, plantas colonizadas por Trichoderma aumentaron el nivel de hormonas endógenas, enzimas desintoxicantes y compuestos antioxidantes que promueven la tolerancia a condiciones ambientales adversas (sequía, frío, sales…).
4. Rizobacterias (PGPR)
Las rizobacterias que promueven el crecimiento de las plantas son bacterias endófitas que habitan y colonizan el entorno radicular promoviendo el crecimiento vegetal. Varias familias de estas (Enterobacter, Pseudomonas sp, Bradyrizobium…) tienen un efecto estimulante utilizando diferentes mecanismos entre los que destacan la producción de compuestos orgánicos volátiles, potenciando la tolerancia a estrés abiótico y produciendo cambios en el contenido hormonal.
Las rizobacterias tienen la capacidad de reducir el contenido de etileno y el aumento de auxinas y otras hormonas en las plantas. Entre otras funciones, facilitan la extracción de nitrógeno, la solubilidad de fosfatos y participan en la movilidad de potasio generando una mayor disponibilidad de nutrientes para la planta.
¿Cuándo aplicar un bioestimulante?
Los bioestimulantes, como os contamos, tienen numerosas ventajas. Debemos tener muy claro el tipo de beneficio que estamos persiguiendo para saber cuándo aplicar un bioestimulante. Igualmente importante es el tipo de cultivo, dado que no se comportan de la misma manera con unas plantas que con otras.
Por consiguiente, los tres factores de los que depende la aplicación de un bioestimulante son:
- Tipo de cultivo en el que lo vamos a aplicar
- Efecto que deseamos conseguir
- Estado de la planta (momento fenológico)
La toma de decisión sobre su aplicación dependerá de estos tres factores. En Sembralia, por eso, ofrecemos un consultorio completamente gratuito para poder orientar a la hora de aplicar diferentes productos. De hecho, en nuestro catálogo tenemos un número variado de productos bioestimulantes formulados a base de diferentes compuestos que ayudan de forma activa a la planta en diferentes situaciones.
Por ejemplo, favoreciendo la fotosíntesis y produciendo un aumento del vigor y de su crecimiento al absorber e incorporar a su metabolismo este aumento de energía en la planta en situaciones de mayor demanda.
En definitiva, la recomendación agronómica, por tanto, a la hora de aplicar bioestimulantes es que nos fijemos en cuándo la planta es más propensa a necesitar un plus de energía. Son en los momentos de desarrollo en los que debemos aportar ese estímulo natural que proporcionan los bioestimulantes, de manera que actúen sinérgicamente con otros productos (como los fertilizantes).