Entrevista a Estela Delga, autora del libro ‘Huerto sin labrar’ (editorial Diente de León)
"Hay que trabajar siempre a favor de los ritmos de la naturaleza, y no en contra"
La agricultura regenerativa está demostrando que no es una moda pasajera. Más allá de ser una tendencia de cultivo, la experiencia nos enseña que es un modo de cultivar respetuoso con el medio ambiente, y que en el caso de la agricultura ecológica es especialmente importante. Cuando hablamos, además, de agricultura doméstica (los huertos de autoconsumo) la agricultura regenerativa puede ser una gran aliada para la conservación de los suelos.
De eso, precisamente, habla Estela Delga en su libro titulado ‘Huerto sin labrar’ (editorial Diente de León). Ella se define como permacultora y hortelana, que cambió su vida en la ciudad por una opción más ‘slow’. Dejó de ser urbanita, a raíz del cultivo de su primer huerto urbano. Le cambió la vida hasta el punto de querer compartir su buena experiencia y conocimientos con todo el mundo.
La fundadora de la escuela hortelana Vidaverdi (donde da cursos y herramientas para ayudar a los que se inician en el cultivo) nos da las principales claves de la agricultura regenerativa, sobre la que le pudimos preguntar:
En primer lugar, ¿qué diferencia hay entre un huerto tradicional y una huerta sin labrar?
En una huerta tradicional se suele trabajar en caballones o filas, la tierra siempre está desnuda y expuesta, cada temporada se labra la tierra para plantar los nuevos cultivos. Además algunas huertas tradicionales utilizan productos químicos para abonar, eliminar hierbas y matar plagas.
En cambio una huerta que se practica la labranza cero tiene un diseño meticulosamente pensado para trabajar con menos esfuerzo y no dañar la vida del suelo. En vez de trabajar en caballones, se cultiva en bancales o en jardineras. allí dónde se cultiva no se pisa y gracias a esto evitamos que el suelo se compacte. Además, la tierra nunca está desnuda, se cubre con acolchado o mantillo para evitar problemas frecuentes. Como por ejemplo la compactación, la pérdida de humedad o la erosión.
Siempre se utilizan productos orgánicos para abonar y proteger las plantas, y también se plantan flores o aromáticas para aumentar la biodiversidad de fauna y así evitar plagas.
Estela Delga fotografiada en su huerto por Aina Pons.
Cuéntanos en qué consiste la técnica de ‘no labrar’: ¿qué se debe y qué no se debe hacer?
Con la técnica de no labrar buscamos técnicas y estrategias para mejorar la fertilidad del suelo, y evitamos todas aquellas que pueden dañarlo. Esto implica dejar de labrar y apostar por otras herramientas como por ejemplo la laya de doble mango, la cual descompacta el suelo pero con una alteración mínima.
Antes de hacer alguna acción siempre debemos pensar si va a ser beneficiosa para el suelo o se trata de una técnica agresiva que a la larga desgastará sus recursos
¿Cambia mucho la guía de cultivo o el calendario de siembra de un huerto con el uso de estas técnicas?
Son exactamente los mismos, porque el clima y las estaciones son los que determinan cuando sembrar y plantar, no la técnica que empleamos a la hora de cultivar.
¿Cuáles son las ventajas de la agricultura regenerativa?
La principal ventaja de una huerta regenerativa es que trabajas con menos esfuerzo físico. Gracias a las diferentes estrategias que aplicamos para evitar futuros problemas, conseguimos que el mantenimiento de la huerta sea menor.
Además, las herramientas son más ergonómicas porque se piensa siempre en la eficiencia y la salud física del horticultor.
Otra gran ventaja, es que esta técnica tiene el poder de sanar tierras en proceso de desertificación y puedes volver a conseguir una tierra fértil en un terreno que ya se daba por perdido.
Y viendo el otro lado de la moneda, ¿tiene desventajas la agricultura regenerativa?
Más que desventaja, nos encontramos un gran reto debido al desconocimiento que todavía hay sobre esta técnica. Diariamente me encuentro comentarios escépticos y hortelanos que piensan que si no se labra no se puede plantar. O que se trata de una técnica solo aplicable en huertas de aficionados y no es viable a nivel productivo...
Se podría llegar a restaurar un suelo, a partir de las técnicas de la agricultura regenerativa.
Sí, de hecho lo estamos poniendo en práctica desde hace tres años en un terreno baldío de secano y puedo decir de primera mano que la mejora de la tierra esta siendo exponencial. Cada año la tierra tiene una mejor estructura, retiene mejor el agua y esto hace que pueda cultivar hortalizas exigentes como las zanahorias. Algo que era imposible el primer año.
La sostenibilidad ambiental no tiene por qué estar reñida con la producción, ¿se puede lograr una buena cosecha con este tipo de técnicas?
No solamente se puede lograr una buena cosecha, se mejora la productividad y eficiencia. El sistema conveniencia está desgastando los suelos y si trabajas en un suelo con poca vida vas a tener que invertir muchos más recursos y esfuerzo. En cambio con un suelo vivo, se consiguen mejores resultados y además será más resiliente ante el clima.
Un truco infalible, que -en tu opinión- te ayuda a mantener una huerta en buenas condiciones…
La vida del suelo es altamente compleja, no existe un truco universal apto para todo el mundo. Más que un truco, daría un consejo. Y es trabajar siempre a favor de los ritmos de la naturaleza, y no en contra. Para ello es vital observarla, estudiarla y entenderla.
¿Qué consejos darías a quien quiere empezar a hacer un huerto?
Que no se tire a la piscina sin un flotador cuando todavía no sabe nadar. Es decir, no es nada recomendable empezar a cultivar sin aprender los conceptos básicos de la horticultura, porque el fracaso está asegurado.
Antes de empezar a construir la huerta, lo mejor es respaldarse como mínimo de un libro sobre horticultura. Cultivar es sencillo y muy intuitivo, pero se necesita aprender el ABC de la huerta para trabajar bien
Finalmente, ¿crees que puede ser un buen primer paso optar por un huerto urbano o un huerto en casa? ¿nos animas a probarlo?
Lo importante es empezar, el dónde y cómo dependerá de las oportunidades que te ofrezca el entorno dónde te encuentras. Pero por supuesto, animo a todas las personas que tengan la ilusión de cultivar su comida a empezar una huerta. Porque para ello no hay edad ideal ni hay que esperar a tener una casa, hay muchas opciones a elegir y si uno quiere se puede.
Todo lo que necesitas saber sobre el libro...
Estela Delga se define como permacultora y hortelana. Cuenta que todo empezó en 2016 cuando publicó su libro ilustrado, que tituló ‘Mi primer huerto urbano’. Decidió entonces estudiar diseño en permacultura (en Montsant) y agricultura regenerativa, para aprender así a cultivar su propia comida.
Es pionera en promover la no labranza, un sistema que protege la vida en el suelo al tiempo que busca la eficiencia productiva cuidando del medioambiente y de la salud del horticultor, es la primera autora española en publicar un didáctico libro sobre sus beneficios: ‘Huerto sin labrar’ (editorial Diente de León).
Estela Delga en 2020 funda la escuela hortelana Vidaverdi, donde recoge su testimonio, tan ilustrativo en estos tiempos de éxodo urbano, y en la que enseña las técnicas para crear y mantener una huerta saludable.