¿Cuál es el objetivo de la sanidad vegetal?
En este artículo recogemos una serie de necesidades que deben ser contempladas en el régimen fitosanitario.
¿Qué normativa alude a la sanidad vegetal?
Como bien sabemos, en materia de control de plagas las competencias a nivel nacional recaen en el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. Sin embargo, como existen algunas políticas supranacionales europeas, es necesario que se ponga el foco en la transposición de la legislación de la UE. También debemos investigar cómo se está gestionando la coordinación.
De hecho, la comunidad internacional designó el año 2020 como el año de la sanidad vegetal. Sin embargo, desde ese año, parece que algunas cuestiones han quedado en el tintero, y es el momento de volver sobre el asunto, dada la importancia que tiene.
En primer lugar, debemos conocer la normativa que alude a la sanidad vegetal es la Ley 43/2002, de 20 de noviembre, de sanidad vegetal. Pero, dado que el mundo en el que vivimos es cambiante, consideramos que hay que revisar el régimen fitosanitario español, porque hay una serie de factores desencadenantes que han modificado la estructura anterior.
¿Cuáles son los puntos clave?
Por citar algunos ejemplos, estos podrían ser los puntos de inflexión:
- Incremento del comercio: Tanto a nivel nacional como internacional, el movimiento de productos procedentes de la agricultura es claramente beneficioso tanto para el consumidor como para el productor, pero obliga a que se tengan que modificar ciertas regulaciones.
- Aumento del territorio de la UE: La extensión de países pertenecientes a la Unión Europea, junto con la libre circulación de mercancías en el espacio Schengen, hacen que tengamos que revisar necesariamente los protocolos.
- Mejora de las condiciones de transporte (rapidez y logística): En línea con lo anterior, el movimiento de las mercancías favorece también el movimiento de plagas (ya que va indudablemente aparejado). Este pequeño contratiempo es un mal necesario si queremos poder importar y exportar productos procedentes de la agricultura y la ganadería. Por tanto, este perjuicio se toma por necesario, ya que el bien que procura es mucho mayor: el libre comercio.
- Cambio climático: La modificación del clima (olas de calor, DANAS y demás fluctuaciones meteorológicas) hacen que las plagas se comporten de una manera diferente a las que estábamos acostumbrados.
- Establecimiento nuevas plagas: La lógica mutación y evolución genética no solo trae nuevas enfermedades y bacterias, sino que además crea resistencias (son insectos cada vez más duros).
- Mayor vulnerabilidad de la vegetación a plagas exóticas: En línea con lo anterior, la entrada de otros productos y los lógicos movimientos migratorios de los insectos, hace que las plantas se comporten de manera diferente (son más débiles o vulnerables ante plagas hasta ahora desconocidas, al igual que pasa con las enfermedades de los seres humanos).
Ante estas circunstancias expuestas, lo que está claro es que existe una necesidad a la hora de plantar cara a los retos de la sanidad vegetal.
Vamos a hablar de tres asuntos:
- Consideramos que existe una necesidad de proactividad en la detección de plagas
- Una necesidad de armonización (en materia legislativa)
- Una necesidad de afrontar una estrategia adaptada a un espacio sin fronteras (propio de las circunstancias actuales de transporte de productos agrícolas y ganaderos).
Para lograr estos objetivos, se nos ocurren tres posibles medidas, que pueden ayudar considerablemente a mejorar la sanidad vegetal:
- Mayores esfuerzos en el control de los productores, siendo el origen el punto de partida de todo ello.
- Trazabilidad, en relación al punto anterior: lo más importante es saber el qué, el cómo, el cuándo, el dónde y el por qué.
- Modernización del sistema a través de un mayor enfoque en la prevención, en el que también haya una priorización del riesgo (poniendo el foco en las nuevas plagas y enfermedades).
La prevención es la mejor herramienta para el control de plagas
Todos sabemos que la mejor vigilancia es la que logra la erradicación temprana de los brotes de nuevas plagas. En ese sentido, se debe reclamar una mayor solidaridad a nivel UE (de todos los estados miembros) que proporcione un sistema de alertas comunitario. El registro de productos fitosanitarios, por poner un ejemplo, debería ser universal.
Así, con este sistema de vigilancia, se podrían llegar a adoptar medidas temporales (incluida la prohibición de la importación) sobre productos de comercio nuevo, sin evaluación del riesgo o con análisis preliminar del riesgo inaceptable.
En conclusión, para garantizar la sanidad vegetal en España y prevenir la propagación de plagas, es crucial implementar medidas efectivas que pongan especial énfasis en la trazabilidad.
Por eso, estas medidas deben incluir la promoción de prácticas agrícolas sostenibles, como el uso adecuado de fitosanitarios y fertilizantes, así como la capacitación y concienciación de los agricultores sobre la importancia de la prevención de plagas.
Además, se deben establecer sistemas de monitoreo y detección temprana de plagas, así como protocolos de control y erradicación efectivos. La trazabilidad de los productos agrícolas a lo largo de toda la cadena de suministro también juega un papel esencial para identificar y mitigar riesgos, garantizando así la seguridad y calidad de los alimentos y protegiendo la salud de los cultivos y ecosistemas en general.