Las políticas en materia agrícola se deben actualizar conforme se desarrollan nuevos productos. Este es el caso de los bioestimulantes, que son insumos agrícolas de nueva generación que potencian los efectos de otros insumos (como los fertilizantes).
Por su especial composición, los bioestimulantes no son lo mismo que los fertilizantes, y por eso merecen una atención especial. Hoy queremos poner el foco en la actualización de las políticas comunitarias relacionadas con los bioestimulantes.
¿Qué nos dice el Pacto Verde Europeo?
Se trata de una política comunitaria publicada en diciembre de 2019 que pretende ser un plan de acción completo para abarcar una estrategia de crecimiento en los próximos años.
Bajo las premisas de la Agenda 2030 que promueven entidades como la FAO y la ONU, se persigue el objetivo de alcanzar la neutralidad climática en 2050. Es decir, son políticas supranacionales que tienen la sostenibilidad medioambiental como principal punto.
En el Pacto Verde Europeo se persigue un enfoque global de las políticas y actuaciones de la UE para alcanzar los objetivos planteados. Y dado que es un plan global, se están poniendo en marcha una serie de iniciativas de ámbitos interconectados, como son:
- El clima
- Medio ambiente
- Energía
- Transporte
- La industria
- Agricultura y ganadería
- Economía
Para alcanzar los Objetivos de este Pacto Verde Europeo, en el ámbito agropecuario se ha trazado una estrategia específica denominada “De la granja a la mesa” (“Farm to fork”, en inglés), la cual persigue lograr una Producción Agraria Sostenible. Sin embargo, cabe poner el foco sobre si realmente es asumible este tipo de estrategia con todas las limitaciones que implica:
- Reducción del 50% en el uso de fitosanitarios químicos.
- Reducción del 20% en el uso de fertilizantes.
- Que el 25% de la superficie agraria esté destinado a producción ecológica.
Bioestimulantes en el Pacto Verde: pros y contras
Ante esta circunstancia (Las limitaciones de la Unión Europea a la aplicación de insumos agrícolas) consideramos que es el momento de apostar por la investigación para dar un cambio a la fertilización tradicional. Y es que las nuevas políticas europeas son una oportunidad para estos productos novedosos, en los que Sembralia lleva tiempo invirtiendo.
Sin embargo, en esas políticas europeas aún quedan algunas lagunas pendientes, como que la estrategia europea “De la granja a la mesa” mencione explícitamente el término bioestimulante. De hecho, existen algunos vacíos en el plan estratégico de la PAC (a nivel nacional) que se han reclamado al Ministerio de Agricultura.
Dado que los bioestimulantes son una herramienta necesaria para alcanzar los objetivos marcados por las políticas de la Unión Europea relativos a la nutrición vegetal, deberían tener un papel más predominante en toda la estrategia.
De hecho, los bioestimulantes son una de las herramientas cruciales de la sostenibilidad, combinados con una fertilización más racional y de precisión.
Y no solo eso, ante la situación actual de la Guerra Rusia y Ucrania, la previsión para 2023 es que sigamos con cierto déficit de fertilizantes nitrogenados en Europa. Ahí es donde juega un papel crucial la correcta utilización de bioestimulantes para mejorar la absorción de nutrientes y supondría además un importante ahorro tanto de N, como de carácter económico para los agricultores.
Situación reglamentaria de los bioestimulantes (a nivel europeo y español)
Los bioestimulantes están regulados por las normativas de productos fertilizantes, aunque no son específicamente fertilizantes, sino que actúan sinérgicamente con ellos. Como sabéis, un producto fertilizante solo se puede poner en el mercado si cumple con la legislación vigente, así que veamos por qué normas se rige:
Normativa Europea: Reglamento UE 2019/1009
En ella se establece la primera definición “oficial” de bioestimulante CFP 6. Señalan los requisitos mínimos de calidad y contenidos, los límites de contaminantes, de metales pesados y de microorganismos patógenos.
Además, los bioestimulantes deben tener los efectos declarados en la etiqueta para los cultivos especificados en la misma. Y necesitan contar con ensayos que avalen los efectos (es decir: la normativa sobre bioestimulantes agrícolas es especialmente exigente con la efectividad). De hecho, debe estar contar con la conformidad a cargo de un organismo acreditado (que certifique la eficiencia del producto y el cumplimiento de todos los requisitos y funciones alegadas)
Normativa Nacional: Real Decreto 506/2013
En España, los bioestimulantes se agrupan en el grupo 4 denominado “Otros abonos y productos especiales”. Ahí se agrupan los productos efectos bioestimulantes como los aminoácidos, los ácidos húmicos, los productos a base de silicio y los extractos de algas o microorganismos.
España es líder en desarrollo y comercialización de estos productos, por eso reclamamos que es imprescindible tener un marco regulatorio adaptado a las necesidades del sector. Aprovechemos, por tanto, este nuevo reglamento europeo que abre una puerta a los bioestimulantes.
El balance de nutrientes va a ser el plan de fertilización del futuro, siempre teniendo en cuenta que no debemos malgastar abonos y mantener la salud del suelo.
En definitiva, de lo que se trata es de conocer cómo funcionan estos productos y cómo los bioestimulantes pueden hacer mucho bien dentro de un correcto plan de abonado.