La aplicación de abonos líquidos en el cultivo de cereales es una práctica común para mejorar la calidad y cantidad de la cosecha. Estos abonos proporcionan nutrientes esenciales para el crecimiento de las plantas, y su aplicación eficiente puede aumentar significativamente el rendimiento del cultivo. En este artículo, exploraremos los beneficios de la aplicación de abonos líquidos en el cultivo de cereales y las mejores prácticas para su aplicación.
Beneficios de los abonos líquidos
Uno de los principales beneficios de los abonos líquidos es su rápida absorción por parte de las plantas. A diferencia de los abonos sólidos, que deben descomponerse y disolverse en el suelo antes de que las plantas puedan absorberlos, los abonos líquidos se absorben rápidamente a través de las hojas y las raíces de las plantas. Esto significa que los nutrientes se pueden aplicar en momentos clave del ciclo de crecimiento de las plantas, como en las etapas de mayor crecimiento y desarrollo.
Además, los abonos líquidos son altamente personalizables. Los agricultores pueden ajustar la composición de los abonos líquidos para satisfacer las necesidades específicas de sus cultivos y de la región en la que se encuentran.
Sin embargo, para aprovechar al máximo los beneficios de los abonos líquidos, es importante seguir ciertas mejores prácticas. En primer lugar, es fundamental elegir el tipo correcto de abono líquido para el cultivo de cereal en cuestión. Es necesario tener en cuenta la composición de los nutrientes y las necesidades específicas del cultivo. Además, es importante seguir las recomendaciones de la etiqueta del producto en cuanto a la dosificación y la frecuencia de aplicación.
Otro aspecto importante es la correcta aplicación del abono líquido. La mayoría de los abonos líquidos se aplican mediante pulverización foliar o inyección en el suelo. En la pulverización foliar, que es la técnica más adecuada en cereal, el abono líquido se aplica directamente sobre las hojas de las plantas, lo que permite una absorción rápida y eficiente de los nutrientes.
En conclusión, la aplicación de abonos líquidos en el cultivo de cereales puede proporcionar numerosos beneficios para los agricultores, incluyendo una mayor eficiencia en la absorción de nutrientes por las plantas y una mayor personalización para las necesidades específicas de la región. Sin embargo, es fundamental seguir las mejores prácticas para su aplicación, como elegir el tipo correcto de abono líquido y aplicarlo de manera efectiva para obtener los mejores resultados. Con estas prácticas adecuadas, los agricultores pueden aprovechar al máximo el potencial de sus cultivos de cereales.
Factores determinantes en el abonado de cereales (también en sólido)
Existen dos factores decisivos en el cultivo de cereales, que son de los que van a depender el éxito de nuestra cosecha:
- Agua (lluvias, riego asistido...)
- Fertilización
En muchas ocasiones, si se trata de un cultivo de secano sobre el agua hay poco que hacer (dependemos de la meteorología, de las lluvias y de que no existan sequías prolongadas y olas de calor). Pero, en cuanto a la estrategia de fertilización hay mucho que decir. Al existir una serie de fertilizantes de alta eficiencia, podemos hacer más con menos.
La aplicación de abonos en cereal está unida a la palabra rentabilidad. Lo que estamos buscando es aprovechar al máximo cada gota de nutrientes que se aplica. La subida de precios ha hecho que se ponga el foco en los abonos líquidos, sobre todo por el desarrollo tecnológico que han tenido en los últimos años.
Quien más pierde al dejar en segundo plano la fertilización es el propio agricultor. Si no fortaleces el suelo, pierde recursos propios, por lo que el abonado es crucial para sacar adelante la cosecha. El reto de la fertilización es la eficiencia que se logra con sinergias como la bioestimulación o los microorganismos. Por tanto, el orden es fundamental: Fertilización > Complementos.
Para producir, hay que abonar. Hay productos muy eficientes en el mercado para poder rentabilizar nuestros cultivos. El suelo es nuestro recurso, el potencial de rendimiento va a ser más bajo si lo explotamos en exceso sin aportar nutrientes. Debemos poner el foco en los nutrientes que debe tener nuestro suelo para que a medio y largo plazo no tengamos problemas de producción. De hecho, es más caro recuperar la fertilidad perdida (a una década vista) que intentar mantenerlo en los niveles óptimos, reponiendo esos nutrientes que estamos extrayendo del suelo.