El melocotonero es un árbol que tiene una buena adaptación a las condiciones edafoclimáticas de España, pero para conseguir un crecimiento adecuado son necesarios unos cuidados básicos. En este artículo te damos una serie de consejos prácticos para sacar el máximo partido a tus melocotoneros.
El suelo y el pH en el melocotonero
En el melocotonero, como en todas las especies y en especial las leñosas, el suelo es un elemento crucial a la hora de implantar una plantación. Esta especie tiene preferencia por los suelos del tipo franco-arenoso porque la capacidad de drenaje de este tipo de suelos limita los problemas asociados a hongos y encharcamiento, para los cuales el melocotonero es especialmente sensible.
El pH ideal está en un rango entre 5,5-7,8 y en cuanto a la conductividad eléctrica, valores superiores a 1,7 dS/m es probable que provoquen una disminución de la producción por la alta sensibilidad a la salinidad de este cultivo, algunos autores que afirman que por debajo de 1dS/m la producción ya comienza a disminuir.
Tipo de riego mayoritario en España para el melocotón
En plantaciones frutícolas intensivas de melocotonero en las que se aplica fertiirrigación, debes saber que hay dos factores que pueden marcar la diferencia para el correcto rendimiento de la explotación. En primer lugar, en este tipo de plantaciones, dada la alta densidad de plantación, el mantenimiento de la cobertura foliar entre calles y líneas es imprescindible.
Asimismo, el desarrollo radicular de estos árboles es de suma importancia para una buena producción, por lo que será necesario asegurarse de que los árboles disponen de al menos 50cm de profundidad libre para su desarrollo radicular.
Temperatura y clima recomendado
Por último, la pendiente, a diferencia de otros cultivos, en el melocotonero puede ser un gran aliado, ya que las plantaciones en ladera sur producen melocotones precoces de gran calidad. Además, el efecto de la ladera provoca que las temperaturas mínimas sean más altas que en llanura, por lo que hay un menor riesgo de heladas.
Correctores recomendados para el melocotonero
En muchas ocasiones, la simple observación de las hojas de este fruto de hueso nos puede dar la respuesta adecuada a qué le pasa a nuestro cultivo. Os invitamos a conocer algunos de los problemas más frecuentes del melocotón, y cómo solucionarlos a base de correctores.
Correctores de cal:
Las posibilidades del cultivo de melocotonero están limitadas por la presencia de cal y especialmente por la de cal activa. Ésta hace que el hierro esté menos disponible en el suelo presentando el melocotonero síntomas de clorosis férrica (es una de las especies frutales con mayor sensibilidad a la clorosis férrica). Actualmente se ha fijado un umbral de 8% de cal activa, especialmente para melocotonero franco.
En el caso de las carencias o correcciones de calcio, gracias a Fertigrow os podemos recomendar estos dos productos:
Falta de fósforo:
Es importante conocer el estado nutricional del melocotonero en relación con el fósforo porque su deficiencia puede causar la defoliación del árbol. Los primeros síntomas de la deficiencia de fósforo son el cambio de color de las hojas a verde oscuro hasta alcanzar tonos morados cuando se acentúa el problema. Además, las hojas se tornan delgadas con los márgenes hacia abajo provocando la caída prematura.
Deficiencia de magnesio:
El en caso del magnesio, su carencia se manifiesta mediante la aparición de decoloración en las hojas terminales del melocotonero y manchas en las hojas mas viejas. Las manchas necróticas en las hojas más viejas provocan su caída prematura. En consecuencia, la disminución de la calidad y cantidad de la masa foliar supone una reducción del sistema radicular y de la producción de yemas florales.
Falta de manganeso:
El déficit de manganeso se observa por un amarilleamiento de las hojas nuevas en un primer momento, que se extiende hacia las hojas más viejas si no hay una corrección, además hay un oscurecimiento de las venas mientras que el resto de la hoja demuestra palidez. El principal daño que sufre el árbol debido a esta carencia es una falta de crecimiento en las yemas terminales.
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