¿Sabes qué enfermedades afectan al melocotonero? En el caso de la fruta de hueso, como en cualquier otro cultivo, siempre la prevención es la mejor arma. Pero en caso de que ya haya sufrido la plaga el melocotonero, lo importante es detectar el tipo de peligro, para actuar con celeridad y que el daño sea el menor posible.
Varios son los tipos de ácaros que atacan al melocotonero, por lo que queremos diferenciar los síntomas de cada variedad, a fin de poder aplicar cuanto antes el tratamiento paliativo.
Aculus fockeuni (eriófido)
Es el llamado “ácaro del melocotón”, tiene el cuerpo redondeado o abombado y anillado, de tamaño muy pequeño (máximo 0,2 mm), con solamente dos pares de patas anteriores y de color anaranjado o amarillo. Tiene especial facilidad para reproducirse sobre especies del género Prunus.
Tiene una movilidad muy reducida. Pueden completar una generación de menos de 20 días si las temperaturas rondan los 30 °C y humedad ambiental alta. Esta plaga causa un color plateado en los frutales que ataca, tanto en hojas como en frutos. Su actividad genera daños al succionar los jugos de la planta. Decolora la hoja de forma parecida al ataque de un virus, inhibiendo el crecimiento foliar.
Los daños que provoca son principalmente la caída prematura de las hojas, restando vigor y, por lo tanto, productividad, a los árboles. Se puede confundir con un ataque de hongos; sin embargo, en el caso que nos ocupa el ataque no es disperso, sino que afecta a toda la plantación y a todo el árbol.

Panonychus ulmi (tetraníquido)
Esta especie de ácaros pasa los inviernos en forma de huevo, el cual es puesto en las hendiduras de la corteza de los melocotoneros y puede tener de 7 a 8 generaciones anuales. Las hembras son de talla pequeña (unos 0,5 mm de longitud) y de color rojo con unos abultamientos blanquecinos en la parte posterior (elemento que se usa para diferenciar esta especie de otras), que se corresponden con el punto de inserción de las cerdas dorsales.
La actividad de las larvas se inicia hacia finales de abril (aunque puede variar según el clima) y los daños pueden llegar a ser sensibles después de la floración, cuando aparecen los adultos.

Tetranychus urticae (tetraníquido)
Es un ácaro muy polífago, aunque menos importante en frutales ya que la hembra realiza la puesta en plantas herbáceas y las larvas pueden permanecer allí hasta el estado adulto o migrar hacia las hojas jóvenes del frutal. Los adultos miden alrededor de unos 0,5 mm, tienen una coloración marrón verdosa con dos manchas más oscuras en los laterales, pero cuando se aproxima el invierno su coloración se torna próxima al rojo intenso. Crean una pequeña telaraña sobre y debajo de la hoja.
Los daños que causan las picaduras de estos ácaros es muy característico en los brotes y hojas, que pierden el brillo, se decoloran y aparecen manchas bronceadas. Si el ataque es intenso las hojas y brotes se secan y se caen de la planta. Este debilitamiento puede producir grandes pérdidas en la producción.
Todas las medidas de control o preventivas han de evitar disminuir las poblaciones de ácaros depredadores, como son los fitoseidos. Así pues, algunos de los organismos comercializados utilizados para control biológico son:
- Amblyseius andersonii
- Neoseius
- Orius
- Aeolothrips intermedius
- Phytoseiulus persimilis
- Amblyseius californicus
- Stethorus punctillum.

Lepidópteros (Cydia molesta)
Este orden de insectos causan daños en sus formas inmaduras. Son muchos los que afectan a los cultivos frutales, aquí se hace mención especial a la especie Cydia molesta. Los adultos de esta especia tienen las alas anteriores de color gris y las posteriores de color pardo grisáceo. Los huevos son ligeramente elípticos, son depositados de forma aislada sobre hojas, frutos y brotes tiernos. Las larvas pasan por 5 estadios y miden entre 10 y 12 mm de largo. De las 5 generaciones que suelen darse en España, la primera se desarrolla en brotes y ramillas tiernas y las otra cuatro en ramillas y frutos.
Los daños producidos por las larvas de la primera generación causan la deshidratación y marchitamiento de los brotes del melocotonero. Y los daños ocasionados por las generaciones restantes causan la depreciación del melocotón por las galerías que forman en su interior al hacer galerías en él.
En las últimas décadas se ha venido usan el método de confusión sexual como medidas de control. Para ello, primero es necesario seguir la evolución de la población de la plaga en la plantación de melocotonero, se ha definido el umbral de tolerancia en: 15 capturas/trampa/semana; 3% de los brotes atacados y/o 1 % de los frutos.

Dípteros (Ceratitis capitata)
En este orden citaremos a la mosca de la fruta o del Mediterráno (Ceratitis capitata), la cual es originaria de África. La actividad de esta especie aumenta en primavera, llegando a máximos de actividad en verano, pudiendo permanecer inactivas las pupas durante el invierno si las condiciones climatológicas no son favorables. El ciclo tarda en completarse de 21 a 30 días en condiciones óptimas. Puede llegar a haber hasta 7 u 8 generaciones al año.
Los daños pueden clasificarse en dos tipos:
- Directos: la herida realizada por la hembra al realizar la puesta en el fruto es una vía de entrada de hongos y bacterias que descomponen la pulpa y, las galerías generadas por las larvas durante su alimentación. Todo esto produce una maduración precoz y caída del fruto, y la consiguiente pérdida de cosecha.
- Indirectos: restricción impuesta por otros países a la exportación de fruta con riesgo de haber sido atacada por Ceratitis capitata.
Como medidas culturales o preventivas cabe destacar la utilización de trampas alimenticias y sexuales para el seguimiento de la plaga y determinar el momento de tratar, eliminar los restos de fruta del campo para intentar bajar el nivel poblacional y controlar los árboles frutales diseminados con trampas o tratamientos.
Algunos de los organismos que se comercializan para el control biológico son: Pachycreppoideus vindemmiae, Spalangia cameroni Perkins, Pardosa cribata, Pseudophonus rufipes.

Cochinillas (piojo de San José)
Entre las cochinillas cabe destacar al piojo de San José (Quadraspidiotus perniciosus), insecto que presenta un acusado dimorfismo sexual. Las hembras son siempre ápteras, en los primeros estadios son móviles, después se fijan. En estado ninfal están recubiertas de un caparazón grisáceo, que al final del desarrollo puede alcanzar un tamaño de 1,8-2 mm, debajo del cual se encuentra la hembra, de color amarillento. Los machos son alados y protegidos en su estado ninfal por un caparazón alargado.
La mayoría hibernan en estado ninfal y al final del invierno retoman su desarrollo. La primera generación suele darse entre mitad y finales de mayo, la 2ª quincena de agosto y la 3ª de septiembre.
Los daños producidos, se pueden separar en dos grupos:
- Directos: al fijarse sobre la fruta o la madera, clava su estilete para succionar al mismo tiempo que inyecta una sustancia que va creando una aureola roja alrededor de la Esto y la presencia de caparazones son el principal daño en fruto. Con la consiguiente depreciación comercial.
- Indirectos: disminución del vigor y desecación de las ramas, en especial en árboles jóvenes, ya que los debilita por la succión de savia.
La manera más efectiva de prevenir futuros daños por esta especie es el control sobre las formas invernantes.
Algunos de los organismos comercializados para su control biológico son: Prospaltella pernicios, Hemisercoptes malus, Chilocorus bipostulatus.

Homopteros (Myzus persicae)
Entre los homópteros, uno de los grupos de especies que causan mayores daños en frutales son los pulgones. En melocotonero hay que prestar especial atención a la especie Myzus persicae. La hembra adulta de esta especie es áptera, de forma generalmente ovalada, su longitud es mayor que la de la hembra alada. Su cuerpo es de color verde pálido o verde amarillento, con manchas longitudinales oscuras. Tiene antenas largas, claras en su base, pero se oscurecen gradualmente hacia el ápice. Su tórax y abdomen no están separados.
Los daños pueden ser:
- Directos: por la picadura del estilete; la disminución del vigor debido a la disminución de nutrientes; enrollamiento de hojas, daños en yemas, flores y frutos y dificultad de
- Indirectos: secreción de melaza y aparición de la negrilla que disminuye la capacidad fotosintética de la planta; transmisión de virosis (Sharka).
Entre las medidas preventivas o culturales recomendadas para controlar esta plaga cabe destacar: el control de los huevos de invierno y de las hembras (ápteras y partenogénicas); seguimiento de la plaga para la determinación del umbral de tratamiento; tratar antes del enrollamiento de las hojas para evitar daños irreversibles.
Algunos de los organismos que se comercializan para su control biológico se encuentran: Adalia bipunctata, Coccinella septempunctata, Coccinella decempunctata, Orius, Anthocoris, Chrysopa y Chrysoperla, Syrphus, Scaeva y Episyrphus, Aphidoletes, Lysiphlebus

Trips
Los tisanópteros o trips son insectos minúsculos de unos 1-2 mm longitud, con dos pares de alas estrechadas con el eje esclerosado y bordeadas de pelos. Su color varía del amarillento al marrón. Los huevos son ovales o arriñonados, blancos y de unos 0,2 mm de longitud, cada hembra puede poner de 40 a 100 huevos y lo hace sobre hojas, flores y/o frutos. Las ninfas son amarillentas con los ojos rojos y se alimentan de la planta durante sus dos primeros estadios, para luego dejarse caer y completar sus otros dos estadios en el suelo. Pueden vivir en fase adulta hasta más de 5 semanas y la ninfa puede vivir unos 20 días.
Son una plaga característica por atacar en dos momentos diferentes de la fenología del melocotonero, existiendo especies que lo hacen durante la floración y otras durante el envero. Los síntomas se localizan a partir de la floración, siendo la época más sensible la que va desde la caída de los pétalos hasta la expulsión del collarín. Son varias las especies las que pueden atacar al melocotonero: Frankiniella occidentalis, Taeniothrips meridionalis,T. tabaco, T. angusticeps, Aeolothrips tenuicornis. Siendo F. occidentalis la que está causando más daños, especialmente en nectarina.
El daño que producen se manifiesta en forma “raspado” de los frutos, el cual lo deteriora física y estéticamente, haciendo que los frutos dañados no sean aptos para la comercialización.
Cómo medida cultural preventiva cabe destacar el mantenimiento de los márgenes y el cultivo limpio de malas hierbas, en especial, impedir la floración de éstas en la época cercana el momento en el que el frutal es más sensible.
Algunos organismos de control biológico comercializados son especies de los géneros Orius y Ambliseius.

Chinches (Monosteira unicostata)
En este orden cabe destacar a la especie Monosteira unicostata, de la familia Tingidae, que causa daños en cerezo, melocotonero, ciruelo y almendro con su aparato picador chupador, que clava en el envés de las hojas y, al chupar las hojas se desecan y caen. El invierno lo pasan en estado adulto, en refugios naturales, hojarasca, grietas en la tierra, etc., hacia abril recobran su actividad y pican las hojas recién abiertas. Hasta mayo no se reproducen. Tanto las larvas como los adultos viven agrupados en el envés.
Los tratamientos, en caso de aplicarse, es conveniente aplicarlos cuando los insectos están en estado de larva o ninfa (finales de mayo o principios de junio).