¿Qué sabes de las micorrizas y su uso en la agricultura?
Te contamos los beneficios de utilizar microorganismos en tus cultivos
En primer lugar, queremos explicaros qué son las micorrizas y para qué sirven. Tenemos que tener claro que los microorganismos son imprescindibles para mantener la fertilidad del suelo, para desarrollar cultivos fuertes y sanos. Por eso es tan importante vigilar el estado y composición de nuestros suelos, para poder aportar microorganismos en beneficio de nuestras plantas.
Los bioestimulantes a base de microorganismos promueven y benefician la nutrición y el crecimiento de las plantas. Si bien hablamos de las funciones de los microorganismos en la agricultura en otro artículo de Sembralia, hoy nos queremos centrar en las micorrizas.
Ventajas en el uso de micorrizas en la agricultura
Las micorrizas son un componente clave de la microbiota de nuestros suelos. De hecho, su función principal es apoyar el crecimiento de las plantas a través de promover el enraizamiento. Pero no solo eso, estos microorganismos pueden ayudar a la biodisponibilidad de múltiples nutrientes, muy interesantes para varios cultivos, como:
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Mn (Manganeso): Bacillus, 49 Pseudomonas y Geobacter. En los suelos algunas bacterias de la rizosfera transforma el manganeso a la forma química metabólicamente usada por las plantas. El Mn también juega un papel importante en la resistencia de las plantas a las enfermedades, incrementando la resistencia de los tejidos de las raíces a la penetración de patógenos; consecuentemente, se espera que las plantas deficientes en Mn sean más susceptibles a enfermedades de cuello y raíz. Los reductores de Mn efectivos de la rizosfera (p.e., Pseudomonas sp.) pueden tener efectos beneficiosos no solo sobre la nutrición de las plantas sino también como biocontroladores de patógenos.
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Fe (Hierro): Bacillus, Pseudomonas, Geobacter, Alcaligenes, Clostridium, y Enterobacter. El Fe del suelo está presente como un componente de la estructura de minerales insolubles. Las bacterias de la rizosfera pueden transformar el hierro a la forma requerida por las plantas. En condiciones de deficiencia de Fe, algunas bacterias de la rizosfera, particularmente Pseudomonas fluorescentes, producen agentes quelantes (sideróforos) que forman con Fe2+ complejos solubles disponibles para estas bacterias. Scher (1986) descubrió que la bacteria Pseudomonas putida produce un sideróforo que captura el Fe que necesita el hongo patógeno Fusarium Oxysporium para sintetizar enzimas que degradan las paredes celulares de la planta y penetrar en la planta. Bajo este sistema la bacteria Pseudomona putida es un buen agente de control biológico. Sin embargo, al aplicar quelatos de síntesis tipo Fe-EDTA el mecanismo de control sobre F. oxysiporium desapareció. Van Peer et al. (1990) encontraron efectos similares con EDDHA. De nuevo, los mecanismos relacionados con efectos nutricionales participan en el biocontrol de plantas patógenas.
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S (Azufre): Existen bacterias (Thiobacioluus oxidans) que son capaces de oxidar el S elemental o sulfuros, y producir la forma química que la planta absorbe. Los microorganismos descomponedores de la materia orgánica liberan enzimas que liberan el S de los compuestos que lo contienen (R-SH) y, posteriormente, es oxidado para formar sulfato.
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N (Nitrógeno): El N es uno de los nutrientes más limitativos para el crecimiento de las plantas. Algunas bacterias de la rizosfera tienen la capacidad de fijar N en formas orgánicas que pueden ser usadas por las plantas. La reacción de reducción necesaria es realizada exclusivamente por algunas bacterias, actinomicetos y cianobacterias. La fijación de N la realizan estas micorrizas en forma libre o asociados con plantas y hongos. Algunas asociaciones simbióticas implican la formación de estructuras especializadas (p.e., nódulos) mientras que otras no forman tales estructuras, pero sí hay intercambio de materiales. Entre las bacterias fijadoras de N se destacan las de los géneros Rhizobium, Bradyrrhizobium, Mesorhizobium, Allorhizobium, Sinorhizobium, y Mesorhizobium, que forman simbiosis con leguminosas. El suministro de compuestos ocurre en el interior de los nódulos y así se evita la competencia con otros microorganismos.
Una de las simbiosis asociativas más estudiadas es la formada por Azospirillum spp. y las raíces de numerosas gramíneas, incluyendo cultivos de cereales importantes. Se han reportado incrementos en el crecimiento y rendimiento de las plantas del 5% al 30% con beneficios que parecen deberse a una producción de reguladores de crecimiento de las plantas (auxinas, giberelinas y citoquininas), que estimulan el crecimiento de los pelos radicales, con una mayor obtención de los nutrientes. El efecto favorable no es debido solo a la fijación de N.
Otras bacterias fijadoras de N no simbióticas como Azotobacter chrococcum, Bacillus polymyxa y Clostridium pasteurianum han incrementado el vigor de las semillas de maíz, trigo y tomate, y han promovido una floración más temprana en tomate. Quizá la respuesta también se debe a efectos hormonales y no necesariamente a la fijación de N. Respuestas positivas en el crecimiento de las plantas con fijadores de N pueden esperarse en suelos donde el suministro de N deba ser limitado.
De manera similar, los suelos erosionados que han perdido la materia orgánica de su superficie o que han estado bajo quemas, pueden ser rehabilitados con el crecimiento de plantas al usar bacterias fijadoras de N.
Cuando se emplean leguminosas, la inoculación con su simbionte (Rhizobium o géneros relacionados) puede mejorar el establecimiento de plantas. Una aplicación práctica de la fijación de N en el manejo de los suelos es el empleo del abono verde. El abono verde consiste en la incorporación de un cultivo en la capa arable. Proceso al que podemos ayudar aportando microorganismos descomponedores de materia orgánica.
Respecto a las micorrizas, tenemos que tener claro que este hongo se va a establecer en las raíces de las plantas y que las va a colonizar. Lo importante es que lo hace sin hacerles absolutamente ningún daño, sino que las micorrizas aportan muchos beneficios.
En resumen, gracias a ellas tendremos cultivos más sanos y más productivos. Por eso, debemos potenciar el uso de productos que incorporan estos microorganismos, ya que con ello estamos apoyando el desarrollo de las plantas a través del suelo.