Las sustancias húmicas son algo más que una moda en los planes de fertilización. Se trata de abonos naturales, que se llevan utilizando desde tiempos inmemoriales en la agricultura. Muchos conocemos que el mejor modo de fertilización en la antiguedad era a base de echar estiercol (o deshechos de plantas o animales) porque mejoraba la composición de los suelos.
A día de hoy se sigue utilzando esta práctica, porque las sustancias húmicas mejoran el suelo, lo enriquecen de nutrientes (especialmente de nitrógeno, N, el más demandado por las plantas). De hecho, la agricultura ecológica reivindica estas sustancias húmicas dentro de sus planes de abonado, pero también las agricultura tradicional se beneficia de ellas.
Os contamos en este artículo qué son las sustancias húmicas y qué beneficios aportan a tu suelo.
¿Que es una sustancia húmica?
Las sustancias húmicas son los materiales resultantes de las transformaciones químicas y biológicas de la materia vegetal y animal y del metabolismo microbiano. Estas sustancias húmicas representan la mayor reserva de carbono orgánico en la superficie terrestre y se puede dividir en 3 categorías principales.
- Ácidos húmicos
- Ácidos fúlvicos
- Humina
Los ácidos húmicos y los ácidos fúlvicos son los componentes más activos de las sustancias húmicas. Y, por tanto, los más utilizados en agricultura. Por su fácil aplicación y su alta disponibilidad, es de los productos más incluídos en los planes de abonado.
De hecho, las sustancias húmicas logran mejorar la estructura del suelo y potenciar la eficiencia de la rizosfera.
Son especialmente recomendables en suelos arenosos, ya que las sustancias húmicas aumentan la capacidad del suelo para retener nutrientes y agua, aumentan los agregados estables.
Mediante la aplicación de ácidos húmicos en suelos arenosos, los nutrientes no se lixivian al agua subterránea sino que junto con el agua retenida en el suelo, permanecen disponibles para las raíces (y para las plantas, en definitiva).
Las sustancias húmicas mejoran la absorción de nutrientes
Para explicar de un modo sencillo por qué las sustancias húmicas mejoran las absorción de nutrientes por parte de la planta, pensemos en el funcionamiento del suelo y el crecimiento de las plantas. Las moléculas de sustancias húmicas cargadas negativamente funcionan como un importante sistema de intercambio iónico y complejación de metales y aumentan la capacidad de intercambio catiónico (CIC). Por lo tanto, optimizan la disponibilidad y la absorción de los nutrientes por parte de las raíces.
Esto, además, conlleva la proliferación y engrosamiento de las raíces. Por eso se utilizan las sustancias húmicas para potenciar el efecto enraizante. Y es que el aumento del número de raíces finas y laterales mejora la absorción de nutrientes, cuestión que se busca en buena parte de los cultivos.
¿Cómo llegan los nutrientes a las raíces?
Las raíces absorben solamente nutrientes disueltos en contacto directo con las células vivas que proporcionan las sustancias húmicas. Como sabemos, los nutrientes tienen que pasar del suelo a la superficie de la raíz. Es decir, son clave para el crecimiento de la planta. De hecho, en un calculo general, se dice que las raíces comprenden aproximadamente el 1% del volumen de suelo.
Por eso, queremos aprovechar para fomentar el efecto enraizante de los bioestimulantes agrícolas. Y ahí, es clave un buen sistema de riego que maximice las aplicaciones. El desarrollo de las raíces en el bulbo húmedo (del que ahora hablaremos) es posible gracias a un buen manejo del riego y mediante el aporte de substancias húmicas.
Recomendación de aplicación por fertirrigación
La eficiencia en el uso de recursos naturales conlleva mejoras en los métodos de riego. A día de hoy, la tendencia en riego es mediante la fertiirigación, focalizando cada gota de agua para aprovecharla al máximo.
Gracias a estos sistemas de riego localizado se humedece solamente una parte del volumen total del suelo, a esa parte se le denomina “bulbo húmedo”. O dicho de otro modo, el bulbo húmedo es la parte del suelo húmedecido mediante los emisores de riego localizado (como se observa en la foto de abajo).
Las ventajas de este rigo, como os comentamos, es que no se desperdicia nada, por lo que para la aplicación de sustancias húmicas es fundamental. Además, mediante la fertiirigación se puede definir, entre otras cosas, dosis de nutrientes y frecuencia de riego, número de emisores y espaciamiento entre ellos.
Y, al llegar los ácidos húmicos a las plantas, ¿qué beneficios nos aportan?
- Conseguimos que las raíces estén concentradas, pero ramificadas (que se vayan extendiendo formando una masa de raíces (segundarias y pelos absorbentes)
- La aportación de los fertilizantes se hace de manera más localizada y frecuente (porque las sustancias húmicas actúan sinérgicamente con los fertilizantes, especialmente cuando se aplican en un caldo por fertiirrigación)
- Favorece la alta actividad y densidad de raíces, porque estando estimulados se potencia su funcionamiento.