¿Por qué esta época es tan decisiva para el olivo?
Os damos una serie de consejos para mejorar el ciclo del olivo
El comienzo de la primavera, concretamente los meses de abril y mayo, es un periodo fundamental en el ciclo de vida del olivo, marcando una fase crítica de anticipación a la floración. Esta época del año no solo define la salud actual del árbol, sino que sienta las bases para la futura producción de aceitunas.
A medida que nos aproximamos a la floración, es crucial realizar una evaluación meticulosa de las inflorescencias en los brotes, las cuales pueden transformarse en frutos o en hojas. Este es el momento de observar y contar las inflorescencias por brote para anticipar la potencial cosecha del olivar.
Evaluación de la salud floral y consejos para la floración
En primer lugar, cabe recordar que la flor del olivo es extremadamente sensible y su desarrollo puede verse afectado adversamente por la falta de nutrientes y agua. La primavera es una época donde conviene intervenir lo menos posible en la planta. Como sabéis, la floración es un proceso muy delicado y no se deben hacer actuaciones mediante aplicaciones foliares en la planta, salvo que sea estrictamente necesario, por problemas puntuales fitosanitarios en zonas concretas.
Es fundamental asegurarse de que los olivos están bien nutridos e hidratados, especialmente después de los episodios de lluvia (típicas de esta época) que han mejorado las condiciones del suelo. Además, en esta época concreta se evalúa la fertilidad de las flores. Una inflorescencia bien desarrollada y fértil aumenta significativamente las probabilidades de que el fruto cuaje, lo que es un indicador prometedor para la cosecha venidera.
El clima del arranque de primavera también juega un papel crucial, dado que las temperaturas y la humedad influyen directamente en la salud de la flor. Las fluctuaciones térmicas, especialmente los picos de calor, pueden dañar la estructura floral, impactando negativamente en la fertilidad y, por ende, en la producción futura. Al hablar del riego del olivar, tenemos que tener claro que la gestión adecuada del agua es, por tanto, esencial no solo para mantener nuestro olivo nutrido, sino también para proteger las flores en su fase más vulnerable.
La floración anticipa la cosecha del olivar
Otra de las curiosidades de la floración es que anticipa dónde podría ir la potencial producción de nuestros olivares. Esta información se deriva de los datos que arroja el estudio que se ha realizado del número de flores por brote de media y la fertilidad de estas flores en los olivares de nuestros cultivos.
Sin embargo, a pesar de que tener muchas flores es sinónimo de fertilidad es alta, hay que estar muy atentos a las siguientes semanas, porque aunque ahora las perspectivas de cuajado de fruto sean buenas, veremos hasta que punto estos frutos pueden desarrollarse y llegar a buen puerto.
Una de las principales amenazas para que se malogre la cosecha de olivo es lo que se llama caída fisiológica de frutos o “caída de San Juan”, que se da en el mes de junio (al final de la primavera, inicios del verano, coincidiendo con la festividad de San Juan, de la que toma su nombre). Esta caída se debe a la propia naturaleza del olivo, que para no comprometer su propio desarrollo y el metabolismo de la planta, desecha los frutos que no es capaz de sacar adelante. Cuando el cuajado es muy superior a lo que el olivo lleva dentro (en cuanto a reservas, recursos nutricionales y disponibilidad de agua) la propia planta selecciona los frutos que conformarán la futura cosecha y eliminará los restantes.
Aunque parezca preocupante la caída de frutos al final de la primavera, debemos saber que es un proceso natural para que los frutos que salen adelante lleguen a buen puerto en las mejores condiciones, sin que el olivo comprometa su integridad fisiológica, ni la de los frutos seleccionados. No obstante, hasta que punto va a ser importante la caída de San Juan, es la gran incógnita que deberán resolver los agricultores con el paso del tiempo, y la gran cuestión que puede determinar la futura producción en cuanto a cosecha.
Prevención de plagas y gestión de tratamientos del olivo en primavera
Además de la gestión del agua y nutrientes, esta época es clave para el control de plagas que afectan al olivo. Específicamente, la plaga del prays, un microlepidóptero que puede dañar las flores en formación, requiere atención. La vigilancia y una intervención oportuna son cruciales para el olivo, con lo que asegurar que las inflorescencias no se vean comprometidas. Sin embargo, es igualmente importante evitar tratamientos foliares cerca de la floración para no perturbar el proceso natural.
La generación del prays, una de las plagas más importantes de nuestros olivares, va en oleadas (llamadas generaciones) que tienen diferentes incidencias en los olivos. A partir de ahora (de la primavera) es necesario estar alerta con la siguiente generación de prays, que ataca al fruto que se está formando. Se trata del ataque más peligroso de las tres generaciones de prays que se suelen producir en cada campaña, ya que provocará otra de las caídas de fruto futuras, la “caída de San Miguel”, en septiembre.
Además, muchos se preguntan cómo acabar con el barrenillo del olivo. Y es que hay que estar alerta con los potenciales ataques del barrenillo, que se dan fundamentalmente en olivares próximos a zonas con leñas, como núcleos urbanos, cortijos… (en definitiva: donde hay leñeras). Los barrenillos que salen de la madera van buscando brotes tiernos de la planta para alimentarse de la savia; para ello perforan ese brote, se introducen dentro y rompen la zona donde está creciendo la planta. Esto explica, por ejemplo, que en los alrededores de los pueblos los olivos se ven más pequeños y con un peor desarrollo que en las zonas más alejadas.
Un consejo de primavera: eliminar las malas hierbas
Tal y como hemos comentado con anterioridad, en primavera y respecto al trabajo del agricultor, se puede intervenir en la cubierta vegetal. Están por venir los meses de más calor y la planta sufre por las altas temperaturas y el agua almacenada en el suelo es fundamental para ella.
¿Por qué recomendamos quitar las malas hierbas? Resulta que aquí existe una competencia por el agua, ya que la vegetación espontánea y las malas hierbas que crecen alrededor del olivo también demandarán esa agua. Por tanto es fundamental intentar detener la cubierta vegetal, desbrozarla y cortar la hierba para que se frene y no consuma esa agua tan necesaria para el olivo.
En resumen, esta época del año es un momento decisivo para el desarrollo y éxito futuro del olivar. La combinación de una buena gestión agronómica y condiciones climáticas favorables puede resultar en una cosecha abundante y de alta calidad. Asegurar la salud de la flor en este mes es esencial para maximizar el rendimiento de los olivos y garantizar una producción óptima de aceite de oliva.
