El 12 de mayo se conmemora el Día Mundial de la Sanidad Vegetal. Se trata de una fecha elegida por la FAO para poner el foco en la importancia del control y monitorización de las plagas, enfermedades y otros problemas que afectan a los cultivos.
La llamada sanidad vegetal no es otra cosa que velar por la salud de nuestras plantas, para poder asegurarnos alimento y perdurabilidad de los cultivos.
Este año es especialmente importante cuidar nuestros cultivos, para que no proliferen las plagas, porque la sequía es un extraordinario detonante de las mismas. El problema reside en que se juntan dos factores perjudiciales para el campo: temperaturas extremas y falta de lluvia. Ante eso, las plantas están sufriendo un estrés hídrico y térmico, que las deja en condiciones muy débiles.
Y, por si fuera poco, el aumento de la temperatura hace que se aceleren los ciclos biológicos de algunos insectos, lo que favorece que produzcan explosiones demográficas: plagas. Es decir, al acortarse el ciclo de vida, maduran antes y se multiplican más. Eso, sumado a que las plantas están en peores condiciones, se produce el peor de los escenarios posibles: la pérdida de la cosecha, debido a múltiples factores.
Por eso, siempre ponemos énfasis en monitorizar, velar y controlar las plagas. La mejor herramienta es siempre la prevención, de ahí que las herramientas de teledetección nos ayuden a tratar profilácticamente los cultivos. Mejor prevenir que curar, dice el refrán. Tratemos antes de que sea demasiado tarde, la mejor herramienta para luchar contra las plagas, conforme a los intereses de la sanidad vegetal.
¿Cómo combatir las plagas en la agricultura?
Una de las preocupaciones más habituales jardineros y agricultores es el control de plagas. Junto con los daños por el clima y las enfermedades de las plantas, es lo que más merma la producción.
En años en los que hay una especial sequía, y fuerte calor, se suele producir una proliferación de plagas, de todo tipo, que pueden arruinar una cosecha. Estas plagas tienen depredadores naturales, pero en muchos casos son insuficientes para acabar con todos ellos. Por eso, la clave para combatir las plagas de forma adecuada es tener un plan, que te permita prevenir y actuar cuando aún no se ha extendido de una manera imparable.
Y es que para combatir las plagas en los distintos cultivos lo ideal es apostar por la gestión integrada de plagas (GIP). Esto es, una estrategia de control que conlleva la aplicación combinada de métodos de protección vegetal. Combatir las plagas es un “trabajo de equipo”.
Gestión Integrada de Plagas (GIP)
Una vez estudiados los métodos de control de plagas disponibles, se integran una serie de medidas que eviten el desarrollo de las poblaciones de los organismos perjudiciales.
Unido a esto, se intenta realizar un uso de los productos fitosanitarios en niveles que resulten económicos a la par que ecológicamente justificados, y más teniendo en cuenta las nuevas normativas europeas con respecto al Pacto Verde Europeo.
En definitiva, el objetivo de la GIP es desarrollar cultivos sanos con una alteración de los agroecosistemas lo más reducida posible, además de la promoción de mecanismos de actuación naturales en el control de plagas (como puede ser el control biológico).
Es importante tener en cuenta que con la entrada en vigor del Real Decreto 1311/2012 sobre el uso sostenible de productos fitosanitarios, esta gestión integrada de plagas es obligatoria en las explotaciones, salvo para aquellas que cuenten con una baja utilización de productos fitosanitarios.
¿Cuáles son los métodos de control de plagas más utilizados?
Los métodos de control más antiguos son los métodos físicos, mecánicos y culturales.
- Control físico: consisten en la modificación de alguna característica del medio para que éste resulte más inadecuado para la plaga o bien la utilización de alguna propiedad física que lo haga más atrayente, como podría ser la utilización de luz, colores llamativos, etc.
- Mecánicos: son aquellos en los que se necesitan operaciones manuales para poder destruir la plaga, ya sea con maquinaria o manualmente.
- Culturales: implican la manipulación de las prácticas de cultivo para hacerlas más desfavorables a las plagas. Son las también llamadas ‘buenas prácticas agrícolas’ que son más favorables a los depredadores naturales.
Estas medidas suelen implicar un coste bajo y unos efectos mínimos en organismos no diana. Además, no existe resistencia en plagas y no resultan tóxicos para el ser humano. Sin embargo, a veces no son suficientemente efectivos para según que plagas y por eso se necesitaría la combinación con otros métodos.
Control de plagas en la agricultura ecológica
Las últimas tendencias en agricultura ecológica están conllevando una mayor demanda de productos respetuosos con el medio ambiente. Los métodos biológicos y bioquímicos suponen una gran alternativa frente a los métodos químicos. Dentro de estos métodos los principales son:
- Utilización de variedades resistentes: La resistencia de las plantas a una plaga es la capacidad de una variedad concreta para crecer y producir pese a la presencia de la plaga. Existen varios tipos de resistencia, ya bien sea una total inmunidad o una alta susceptibilidad. Esta medida no genera residuos ni toxicidad y tampoco afecta a la fauna útil, es decir, al resto de organismos no diana; sin embargo, en muchos casos el nivel de control no es suficiente, además de que tiene que existir una planificación previa.
- Organismos de control biológico: Utilización de depredadores naturales de la plaga, bien sea por presencia natural o inducida, para combatirla. El ejemplo más
- Feromonas sexuales: Consiste en la utilización de feromonas sexuales (sustancias liberadas por un organismo para atraer individuos con fines reproductivos) con el fin de realizar un control o un seguimiento de la plaga. En cuanto a la utilización de este método en España te contábamos más en este artículo.
Y dado que en ese sentido las buenas prácticas agrícolas son fundamentales, quizá también te interese saber "¿Cómo combatir las malas hierbas?" (aquí te dejamos otro artículo al respecto).