Existe una gran cantidad de variedades de olivo en España. Y, como os contábamos en otros artículos, la elección de la variedad a plantar se debe hacer en función de las características del medio de cultivo. De acuerdo con su relevancia a nivel nacional, existen cuatro grupos de variedades de olivos:
- Principales
- Secundarias
- Difundidas
- Locales
España es el país con mayor diversidad de variedades de olivo del mundo, con cerca de 600 tipos diferentes. Algunas de las variedades de olivo más frecuentes de nuestro país son:
- Picual: Es la variedad más extendida, con más de un millón de hectáreas, sobre todo en Andalucía. Produce un aceite de oliva virgen extra de alta calidad, con un sabor frutado, amargo y picante, y una gran estabilidad.
- Arbequina: Es la variedad más utilizada en el olivar superintensivo, por su elevada productividad y resistencia a la sequía y al frío. Su aceite tiene un sabor suave, dulce y afrutado, con notas de almendra y manzana.
- Cornicabra: Es la segunda variedad más cultivada en España, principalmente en Castilla-La Mancha. Su aceite tiene un sabor intenso, con notas herbáceas y picantes, y una alta resistencia a la oxidación.
- Hojiblanca: Es una variedad típica de Andalucía, sobre todo de las provincias de Málaga, Córdoba y Sevilla. Su aceite tiene un sabor frutado, con matices dulces, amargos y picantes, y un aroma a hierba fresca y almendra.
- Lechín: Es una variedad originaria de Sevilla y Granada, que también se cultiva en otras zonas de Andalucía. Su aceite tiene un sabor suave y dulce, con un aroma a frutos secos.
- Arróniz: Es una variedad autóctona de Navarra, La Rioja y Álava, que produce un aceite de oliva virgen extra con un sabor frutado, amargo y picante, y un alto contenido en polifenoles.
Estas son solo algunas de las variedades de olivo más frecuentes de nuestro país, pero hay muchas más que merecen ser conocidas y apreciadas por sus características y beneficios.
Porcentaje de cultivo de las principales variedades
Las variedades principales reciben su nombre debido que representan una parte importante de la superficie cultivada o son dominantes en al menos una comarca. Entre ellas destacan las siguientes variedades:
- Picual, con aproximadamente un 65% del volumen total de olivos en España.
- Cornicabra con un 27%, aproximadamente.
- Hojiblanca con un 22% de importancia.
- Lechín (propia de Sevilla y Granada) con un 18%.
- Arbequina (tipo de olivo que se adapta muy bien a las condiciones del olivar en seto).
- Arróniz (propia de Navarra, La Rioja y Álava).
Otras variedades como la manzanilla, gordal, sikitita, ocal, pico limón o picuda, se reparten en proporción menor, aunque su interés gastronómico es elevado. Éstas entran ya en las clasificaciones de secundarias, difundidas y locales.
De hecho, tan solo en España se cultivan unas 30 variedades diferentes de olivas, cada una de ellas con sus propiedades y características específicas.
Requerimientos edafoclimáticos: ¿Qué variedades de olivo escoger?
Por lo general, el olivo es una especie que se encuentra típicamente en la región mediterránea y puede resistir periodos anuales de lluvia y frio, además de largas sequias y temperaturas elevadas, debido a su gran rusticidad. A pesar de ser una especie muy resistente a diversos tipos de estrés, existen ciertos requisitos que restringen su distribución principalmente a áreas con clima mediterráneo.
Esta especie puede verse afectada por las heladas, sobre todo si se encuentra en actividad vegetativa o de floración. Las altas temperaturas también pueden resultar perjudiciales, sobre todo en la época de floración, y junto con periodos de alta insolación pueden llegar a causar quemaduras en troncos y ramas.
La pluviometría ideal para el desarrollo de este cultivo está comprendida entre los 600-800 mm/año, no obstante, una humedad atmosférica excesiva puede causar el desprendimiento de las flores y la aparición de enfermedades por hongos.
En cuanto a las preferencias edafológicas del olivar, no es un cultivo con grandes exigencias y su capacidad para desarrollarse en suelos poco fértiles hace de este cultivo una gran opción para el aprovechamiento de tierras marginales. No obstante, los suelos sueltos con buen drenaje y aireación, de naturaleza caliza y con un pH entre 6-8,5 son los más adecuados para el correcto desarrollo de los olivos.
En definitiva, la recomendación es escoger la variedad autóctona que más se adapte a los suelos y al clima. En el caso de una huerta doméstica se puede optar por algunos gustos más particulares, por lo que ahí prima más el tipo de oliva que le apetezca al consumidor (bien porque lo quiera para aceituna de mesa, o porque quiera una producción de oliva con unas características específicas por su valor gastronómico, por ejemplo).
Adaptaciones de las variedades de olivo: una planta en constante cambio
En su proceso evolución, el olivo ha desarrollado una serie de adaptaciones morfológicas y fisiológicas para mejorar su capacidad de adaptación al medio. Entre ellas destacan estas ventajas del olivar:
- El potente sistema radicular para conseguir una mayor exploración del suelo que permita absorber más agua y nutrientes.
- La capacidad de las hojas para reducir la evapotranspiración en periodos de sequía y la acumulación de nutrientes en el tronco para usarlos cuando los requiera.
- La capacidad para regular la producción de frutos y la producción de producir numerosos brotes.
Por lo tradicional que es el olivar en España (está presente en 34 provincias de 13 Comunidades Autónomas) se puede decir que es una especie propia de nuestra cultura mediterránea. Independientemente de la variedad que elijamos, el olivo es uno de los árboles más antiguos y más apreciado a lo largo de la cuenca del Mediterráneo.
Es por eso que de los 1.500 millones de olivos que existen a nivel mundial, más de 340 millones están en España. Por las condiciones de nuestros suelos, la tradición olivarera y las bondades del clima, el olivo es un cultivo inherente a nuestra cultura, que debemos proteger y fomentar.
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Autor: Jorge Salgado, Departamento Agronómico de Sembralia.